En nuestro país al igual que en otros de la región y del mundo, las autoridades sanitarias han implementado protocolos de bioseguridad. Conforme se evidencian casos de COVID-19 en determinados municipios o distritos, las autoridades sanitarias nacionales, departamentales y municipales determinan entre otras medidas, la desinfección de calles, centros de abastecimiento, espacios para eliminar el virus. La preocupación por evitar nuevos contagios en establecimientos de salud, lugares donde finalmente llegan personas con signos o síntomas de COVID-19 e incluso personas que pueden tener el virus sin manifestar síntomas evidentes (asintomáticos), ha propiciado la instalación de los llamados “túneles o cámaras de desinfección” por el que deben pasar todas las personas para ingresar finalmente al centro o establecimiento sanitario. En poco tiempo, también los túneles o cámaras de desinfección han sido instalados en centros de abastecimiento, empresas públicas y privadas, instituciones públicas y hasta en condominios o edificios con departamentos.

La Organziacion Mundial de la Salud ha recomendado formas directas y efectivas de abordar la higiene con probada efectividad. Algo que no va acorde a la utilización de cámaras de desinfección, puesto que no hay evidencia que la ropa sea un vector importante para la transmisión del virus, por lo que no tiene sentido exponer a las personas a ser rociadas por 20 o 30 segundos con productos químicos, más aún si no son los apropiados en función a baja dosis de aplicación y toxicidad para las personas.

Lo cierto es que el nuevo coronavirus COVID-19 se transmite de persona a persona por las secreciones respiratorias (pequeñas gotas) que generan la tos o el estornudo. Pero el virus también puede depositarse en las superficies de los enseres y espacios habitados, donde puede sobrevivir durante un tiempo. Por tanto ahora más que nunca es fundamental llevar a cabo una limpieza y desinfección exhaustiva de las superficies con las que se entra en contacto para prevenir el contagio, mitigar la expansión del virus y contener la propagación de la enfermedad del Covid-19.

AQUIBOL SRL, importa y comercializa DIÓXIDO DE CLORO, un gas en solución acuosa al 10%; un potente biocida y no una toxina metálica. Esto significa que mata microorganismos por la interrupción del transporte y generación energética de la célula, durante la fosforilación en el Ciclo de Krebs, inhibiendo la catálisis mediada por el Fe, no por oxidación, como el ozono o el cloro.

El Dióxido de Cloro destruye toda clase de organismos microscópicos: Bacterias, esporas, hongos, levaduras, algas, limos, microbios termoresistentes, torulas, virus, huevecillos de Ascaris, bacterias halófilas, osmófilas y acidófilas. Dado la eliminación de esta variedad de microorganismos, Dióxido de Cloro es un microbiocida, germicida, funguicida, viricida, bactericida y sanitizante de amplio espectro.

A continuación se indica las principales ventajas que tiene el producto:

• No se une con la materia orgánica, no se consume por ésta y no forma THM (TriHaloMetanos)
• Tampoco forma Cloraminas ni dioxinas.
• Actúa en rango amplio de pH (4 a 10) y temperatura.
• Es absolutamente NO TÓXICO para animales, plantas y humanos.
• No se combina con materia orgánica ni con materia inorgánica en las condiciones de uso.
• Es una sustancia que se opone a la infección, a la descomposición, a la putrefacción, evitando el desarrollo y la acción de los microorganismos, bien por inhibición o por destrucción.
• Se usa en cantidades mínimas, fácil dosificación.
• Elimina biofilm (único biocida líquido que lo hace)
• No es oxidante ni corrosivo.
• El poder de destrucción de microorganismos es de 285% superior a cualquier solución de otras clases de cloro.
• Tiempo requerido de contacto es mas bajo.
• No deja olor ni sabor residual.
• No requiere medidas extras para su transporte, ya que viene líquido en bidones de 20 kg que hacen muy fácil su manejo.